Días de 2022



Mi vida a través de sus ojos,
¡quién lo hubiera sabido!
Que hace tres años ya
la persona que pude ser,
que fui, que sería,
también encontraría muerte ese día.

Recoged las rosas mientras podáis,
rezaba aquel poema. Las rosas
que busco no fueron plantadas.
Las semillas que recogió
ni merecidas ni dignas.
Las rosas que buscó fueron arrancadas.

Nudillos apretados, nudos pálidos
más que las muerte, más enteros
que las vigas de la casa que abandona;
la casa familiar que agrupa,
figuradamente, toda su estirpe
y aún caliente.

Rezaba aquel poema, aún yo rezo.
Que no cabe en mí este deseo
de verle caminando entre los hombres.
Soy hoy lamento babilónico,
soy el rey amurallado que, en carne viva,
soltándose el cabello erró por las estepas.

No me enseñaron nunca la palabra
que quiero oír, la palabra que araña
mi garganta, que revuelve mis entrañas
para nunca encontrar el sol.
Como la serpiente que robó la flor,
con ella la esperanza ya alejándose

Y yo que me sacudo este dolor
de tres años ya que se extienden,
de una vida entera que se cierne,
que no se puede evitar. Lloraré
cuando la sangre manche el cielo,
mas a la noche sonreiré

y recogeré por ti las rosas,
porque pesa más tu memoria
—que no vivir sería olvidarte—,
porque pensándote he elegido
el brillo que hace estela tu camino
y porque te quiero.

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